Si el correo electrónico se inventara hoy en día, se parecería mucho a Google Wave. Esta nueva aplicación, todavía en fase de pruebas, es el intento de Google de revolucionar el mundo de las comunicaciones, integrando en una misma cuenta mensajes, chat, vídeo, imágenes, mapas y un sinfín de servicios más.
La empresa crea 100.000 cuentas, a las que se accede por invitación
Hasta ahora, el correo electrónico ha sido, en realidad, una creación a imagen y semejanza de la correspondencia clásica en papel. Cuando el e-mail se creó, en 1971, el ancho de banda era extremadamente limitado. Enviar vídeos o archivos pesados era impensable. Optar por lo sencillo fue lo mejor.
Hoy en día, sin embargo, las conexiones son ultrarrápidas. Los servidores de empresas como Google son gigantescos. Los usuarios están acostumbrados a navegar por todo tipo de páginas con mapas, vídeos y chat.
Google Wave es la herramienta nacida en esta era multidisciplinar. La empresa está poniendo en circulación, en estos días, unas 100.000 cuentas, a las que sólo se puede acceder a través de una exclusiva invitación. Las primeras se han subastado en sitios como Ebay, atrayendo ofertas de cientos de euros, cotizando al alza la entrada en ese exclusivo club y confirmando que Google sabe, muy bien, cómo publicitar sus productos.
EL PAÍS ha podido probar una de esas cuentas. Con la aplicación en la pantalla, queda claro que el único problema es que Google puede haberse adelantado demasiado a su tiempo. Es imposible describir el producto con sencillez. "Un wave es a partes iguales conversación y documento, en el que la gente puede comunicarse y trabajar de forma conjunta con texto de formato enriquecido, fotos, vídeo, mapas y demás", explica Lars Rasmussen, gerente de la división de software de Google, en el blog oficial de la empresa.
Gracias a esta aplicación, alguien en una oficina puede crear una propuesta para organizar un simposio. Se puede añadir fotos del hotel. Es posible adjuntarle un mapa y una encuesta para saber cuánta gente acudirá. Todos los compañeros de trabajo añadidos a este wave pueden modificarlo, en tiempo real. Y además, los waves tienen una opción de rebobinado que permite ver cómo han ido evolucionando desde su creación.
Las capacidades son impresionantes. Puede que al final Wave acabe revolucionando la Red. Pero de momento, el producto no es sencillo ni intuitivo. La misma empresa lo sabe, ya que el vídeo oficial de explicación dura casi una hora y media. Puede que Google Wave sea una gran idea en la preclara mente de un ingeniero de software, pero necesita algo que Google ha dominado a la perfección en el pasado: sencillez.
Fuente: http://www.elpais.com
Fecha:26/10/2009
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