Delicity tiene sus secretos, es verdad. Las exquisitas recetas tienen su historia y vaya que es atrapante. Todo comenzó en La Bauce, un antiguo pueblo en la campiña de Francia, donde en los años 20 nace Fabrice Simonet. Hijo de un humilde panadero aprende el noble oficio del pan. Su padre tenía recetas únicas que nadie conocía y que eran la atracción de todo el pueblo. Pero llegó la guerra y tuvo que partir, dejando a su hijo Fabrice de 19 años con una herencia muy especial: "Los secretos del pan único".
Por aquellos años ese poblado de Francia era visitado por mercaderes de toda Europa. Un verano se enamoró de Rossane Karlton, hija de un comerciante inglés. Allí fue donde puso en práctica sus dones de panadero y su creatividad, para cautivar con sus exquisitos manjares a la mujer de su vida. Cada día la sorprendía con un pan o croissants. Se los llevaba personalmente a su hotel y se los enviaba con una camarera para el desayuno.
Nadie hubiera imaginado que la hija del gran magnate se fijaría en el joven panadero. Lo cierto es que ella se enamoró de tan exquisitas croissants y de quién las hacía con tanto amor. Un día apareció en su horno y se sorprendió al ver que todos en aquel pueblo, cuando probaban sus croissants, decían "Un Delice". A partir de esa mañana comenzó a llamar a ese pueblo, "Delicity".
Todo hubiese sido un sueño si el padre de Rossane lo hubiera aceptado, y como todos se imaginaron en aquel entonces, esto no ocurrió. Para separarlos, envió a Rossane a un colegio en Sudamérica. Más precisamente a la Argentina. Cuando Fabrice se enteró, con sus pocos francos ahorrados y su libro de secretos, partió para la Argentina a buscar a su amor.
Fabrice no conocía el lugar, ni el idioma. Entonces recurrió a su arma más preciada. Decidió que al hacer sus recetas algún día ella las reconocería y acudiría a él, como el primer día. Así sus panes y sus croissants se hicieron famosos.
Historia extraída de:
http://www.delicity.com.ar
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