Tres días que dieron para mucho, amenazando por lo que hace cuarenta años encendió la chispa de un eslogan que enraizó en el imaginario colectivo. El 'cruzado mágico' llegó y se quedó. Playtex, en admirable madurez, abrió los desfiles de El Corte Inglés de la avenida de Francia con una variedad de propuestas demostrativas de lo que ha avanzado desde aquellos sujetadores mágicos hasta incorporar los más eficaces avances tecnológicos, que ensamblan armoniosamente coquetería y funcionalidad.
Burberry ha saltado desde su fundación en 1856 y sobre todo al incorporar al diseñador Christopher Bayley a un desarrollo moderno de sus resortes básicos de gran acierto. Su revisión del camisero o de los estilos safari, con leves alusiones a los característicos cuadros de la marca, son un ejemplo de evolución y buen pulso en la moda. Y su anticipo de la temporada otoño-invierno -dos abrigos y una gabardina magistrales- puso el broche a una magnífica exhibición.
Dolores Cortés es la estrella de la moda baño, en la que brilla su inventiva, ajustada a una modélica construcción. Sus distintas colecciones alegraron la blanca pasarela de más de veinte metros que El Corte Inglés montó en la Pérgola de su primera planta, lujosamente iluminada. Bikinis y maillots, desde las series juveniles con pequeños dibujos zoológicos, a las piezas sofisticadas provistas de piedras de colores o cristal, descubrieron además graciosas revisiones ochenteras, desembocando en preciosos diseños blanco y negro muy años 30, y todo ello sazonado con minivestidos y túnicas como accesorios de refinada elegancia.
Para terminar, el gran Francis Montesinos desplegó la bella colección veraniega en la que rinde homenaje a la tauromaquia. Genialmente extrae las claves de ese mundo tan rico en sugestiones estéticas. El diestro y su cuadrilla, tientas y capeas y mil detalles de indumentaria: alamares, caireles y madroños trasladados airosamente al punto; gorras y chalecos de los maletillas revisados con enfoque vaquero. Y los colores proverbiales de la torería: el oro, rosa y fucsia de los capotes, transmutados en gasas livianas para los trajes de noche. Así como el morado profundo, resaltando sobre blanco punteado de verde y limón, compone un jardín evocador del nuevo perfume de Montesinos, a la vez que los ramos de flores que volaban al ruedo en las tardes triunfales.
Tanto Francis Montesinos como Dolores Cortés agradecieron personalmente desde la pasarela los aplausos de un público numeroso, entre el que saludé a espectadores de relieve, como la ex presidenta de les Corts Marcela Miró o los escritores RosaM.ª Rodríguez Magda y Honorato Buscá.
Fuente:http://www.lasprovincias.es
Fecha:25/05/2008
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