sábado, 10 de enero de 2009

Visita a la sede central de Samsung


Por las varias fábricas de pantallas que hay en la región, se la conoce como el Valle de Cristal. En la ciudad de Tangjeong, al sur de Seúl, la capital de la República de Corea, se fabrica un tercio de todos los paneles de LCD que hay en el mundo. No importa si es parte de un monitor, un televisor, el display de un celular o un reproductor de MP4; uno de cada tres fue construido en la fábrica que Samsung tiene aquí. Cuando están terminados salen con esa marca, o como parte de la oferta de otras compañías. De hecho, el 25% de todos los televisores del mundo usa un display de LCD fabricado en esta planta, en una de las líneas de séptima y octava generación de la compañía.

Lo de las generaciones responde al tamaño del sustrato de vidrio sobre el que se hará el display; cuanto más grande sea la hoja, más pantallas saldrán de ahí. Los fabricantes de microprocesadores usan una técnica similar aumentando el diámetro del wafer, la rodaja de silicio de la que salen los chips, para mejorar la productividad de las fábricas. Varios fabricantes ya tienen en construcción las líneas de producción de novena y décima generación.

Una línea de producción de octava generación, por ejemplo, permite manejar hojas de 2,2 x 2,5 metros, necesarias para los paneles de LCD de 50" o más. La de décima generación produce paneles de 2,8 x 3 metros. No es un negocio de moneditas: Samsung invirtió 3000 millones de dólares para acondicionar su línea L7, e invertirá 1900 millones más para su operación conjunta con Sony (conocida como S-LCD) fabricando paneles de octava generación.

La firma japonesa, a su vez, está construyendo junto a Sharp una planta en Japón, con una inversión de 3500 millones de dólares, para fabricar exclusivamente paneles de HDTV. Estará lista en 2010. Junto con LG Display (la firma creada por la coreana LG y la holandesa Philips), estas compañías se reparten casi todo el mercado mundial.

En el Valle de Cristal no sólo se fabrican LCD, sino también paneles de plasma, y se investiga el OLED, otro tipo de pantalla igual de delgada, pero que ofrece mejor calidad y menor consumo energético. Aunque ya hay pantallas de este tipo, todavía son de dimensiones reducidas.
La tele de 2015

"El OLED es la gran apuesta del futuro, pero todavía falta superar algunas limitaciones técnicas para que pueda competir -explica a LA NACION Sang Heung Shin, vicepresidente senior de la división Pantallas Visuales de Samsung Electronics-. Dentro de tres a cinco años tendremos pantallas de una calidad comparable con el LCD. Este es el que tiene mayor difusión, con el 90% del mercado mundial, y creemos que mantendrá esta posición por varios años."

Según el ejecutivo, la otra gran promesa tecnológica que no logra el empuje esperado es Blu-ray: "Para que este formato valga la pena se necesitan pantallas de alta definición, así que sólo dentro de dos o tres años el Blu-ray va a lograr una presencia más amplia que comience a desplazar el DVD -explica-. Mientras tanto, lo que seguro estará disponible en los próximos televisores son funciones multimedia incorporadas, para ver fotos, videos y reproducir música; los próximos modelos tendrán todos conexión a Internet, para descargar contenidos de sitios tipo YouTube y acceder a las transmisiones de televisión por Internet (IPTV). Además, ya estamos investigando en un estándar que supera el FullHD en resolución, con una calidad de imagen de 3804 x 2160 pixeles por cuadro, pero que tardará más de cinco años en estar disponible comercialmente".

Aun así, la compañía mostró en marzo último un panel de 82 pulgadas con esa resolución; el formato es conocido como Quad FullHD o Quad HDTV, y es la antesala para estándares como el que está desarrollando el gobierno japonés, que espera tener listo en 2015: Ultra High Definition (también conocido como Super Hi Vision), con una resolución de 7680 x 4320 pixeles y 22 canales de audio.
Custodiado por adolescentes

La fabricación de un panel LCD tarda varios días, desde que se hace el sustrato de vidrio hasta que el display es revisado por humanos. Entre medio, la automatización reina, por una cuestión industrial, y porque el proceso requiere atmósferas libres de cualquier tipo de polución que pueda llegar a dañar los microscópicos transistores o los cristales líquidos que, entre medio de paneles polarizadores, serán los que dejen pasar la luz y formen eventualmente los pixeles del monitor. Cuando terminan los análisis técnicos automáticos, un grupo de operarios analiza visualmente los paneles. En general, explica uno de los ejecutivos de la compañía, se contrata a chicas de entre 18 y 24 años; suelen tener la agudeza visual necesaria.

En el resto del complejo, al igual que en el complejo de Suwon, donde Samsung tiene su mayor centro de investigación y desarrollo, los hombres son mayoría. Podrían estar trabajando en cualquier parte, y su vestimenta los convierte en ciudadanos del mundo, gracias (en parte) a los ascensores de los edificios del complejo: las pantallas que adornan sus paredes muestran fotos y videos con consejos sobre cómo vestirse a la moda. Algo que los distingue de buena parte del resto del planeta, sin embargo, son los móviles con sintonizador de televisión incorporado; no es raro ver a alguien matizar la espera del subte o el colectivo en la ciudad con un poco de TV de bolsillo.

Aprovechar al máximo el uso del tiempo (aun esos segundos en el ascensor) es una constante en el país. Hace apenas un lustro que en Corea del Sur no se trabaja los sábados, y el país tiene el raro privilegio de ser uno de los que más horas laborales semanales suma, entre las naciones del Primer Mundo. Y aunque oficialmente la jornada laboral es de ocho horas, en épocas previas a la presentación de un producto en Samsung puede superar las diez horas.

El hábito de explotar al máximo el tiempo es también una constante en la compañía. En 1993, por ejemplo, Samsung hizo una gran reconversión interna, buscó dejar de ser un proveedor de productos de bajo costo para transformarse en un fabricante de dispositivos de alta calidad. Así, con la directiva de "cambiar todo, menos la mujer y los hijos", la compañía cambió los horarios de trabajo de la mayoría de los empleados: el horario era de 7 de la mañana a 4 de la tarde, para que les quedara tiempo para instruirse en otros temas y ayudaran en la expansión de la compañía.

Aunque ahora se trabaja en horarios más normales, internamente el concepto sigue en pie, y los productos que se diseñan en Corea y el resto de los centros de investigación y desarrollo de la compañía lo reflejan. Por ejemplo, en la línea de electrodomésticos de Samsung y en su concepto de la casa inteligente . Hay de todo: desde televisores con pantalla sensible al tacto para manipular las fotos que despliegan en el living de la casa hasta microondas con lectores de códigos bidimensionales (como los que se usan en la Argentina para promocionar contenido para celulares).

La idea es que los fabricantes de comida congelada incluyan el código con las instrucciones de cocción para esa comida. También fabrican una aspiradora robotizada (al estilo de la Roomba estadounidense) que limpia los pisos y rincones de la casa sin requerir adiestramiento.
Inteligencia y ecología

Entre los prototipos que la compañía investiga para los próximos años, y que tiene montados en una casa futurista en la Galería Raemian, en el centro de Seúl, está la heladera que registra en forma automática los productos que contiene y su fecha de vencimiento, detecta cuándo son consumidos y encarga su reposición; el baño con un espejo que es, a la vez, un monitor, que además de las noticias le dice al usuario su peso, temperatura corporal y ritmo cardíaco; un inodoro que irradia el interior para matar bacterias; la posibilidad de operar todos los artefactos desde el móvil (como ya es posible hoy gracias a la domótica); un aire acondicionado que detecta la presencia de una persona, y su ubicación dentro de la habitación, para enviar aire frío en ese lugar; y habitaciones con proyectores en todas las paredes para cambiar la ambientación.

La prioridad está puesta, claro, en el consumo mínimo de energía: según la ejecutiva Lina Song, el 26 por ciento de la electricidad que se gasta en los hogares de Estados Unidos se lo llevan los electrodomésticos y demás dispositivos electrónicos. Por eso la compañía, que también cuenta con una división de construcción de edificios, tiene diseñados sistemas de iluminación reflejando la luz solar, turbinas de viento para los techos de los edificios, un mineralizador de agua, y hasta un sistema de reciclado de agua usando calor solar.

La subsidiaria en electrónica, por supuesto, busca reducir el consumo de sus dispositivos con cada modelo; después de todo, son los que influyen en buena medida en la transformación de muchos hogares del mundo en casas digitales.

Fuente:http://www.lanacion.com.ar
Fecha:09/01/2008

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