La historia comienza en “El Bagual”, un campo en Formosa, propiedad de una familia que decide becar los estudios secundarios del mejor alumno de la escuela N°10 de Misión Laishi (el pueblo más cercano), y ofrecerle trabajo en el campo, al concluir quinto año.
Pero, resultó que los mejores promedios provenían siempre de mujeres. Por tanto, a fin de cumplir con la promesa, se reemplazó el trabajo duro de campo por las flores y la jardinería y se creó un vivero destinado a la comercialización mayorista. El vivero creció y en 1987 se compró un local en Olivos para comenzar con la venta minorista.
Es así como el 8 de septiembre de 1988, la Avenida del Libertador al 2229 cambió para siempre. Alparamis abrió sus puertas al público, con más de dieciocho variedades de plantas traídas desde “El Bagual”. El siguiente paso fue mezcla de azar, oportunidad y magia: un buen día les suspendieron un pedido de 1000 pinos y por falta de lugar, los acomodaron en la calle. Con el objeto de atraer clientes, los decoraron con moños rojos e, inesperadamente, la gente se acercaba a comprar los adornos. Resultado: se vendieron todos.
A partir de 1990, Alparamis funcionó como una casa de plantas de enero a septiembre, para convertirse, casi por accidente, en Aldea Navideña el resto del año. La Aldea Navideña se afianzó y adoptó su fisonomía actual con el cielo estrellado, las casitas cubiertas de nieve, inspiradas en un pueblo centroeuropeo, y un sinfín de muñecos móviles que fascinan a los visitantes. Finalmente, desde 1994, Alparamis se dedicó de lleno a la Aldea, incorporando otras varias tradiciones para festejar todo el año.
Hoy, con varios años de historia y numerosas sucursales, es acertado afirmar que Alparamis es ya una tradición. Entrar a Alparamis es ingresar a un mundo mágico, a un viaje a la imaginación, donde todo es posible. Es un paseo único donde la familia sabe que siempre encontrará una fecha importante que celebrar juntos y miles de cosas lindas para regalar y decorar.
Historia extraída de:
http://www.alparamis.com.ar
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