jueves, 27 de diciembre de 2007

Historia de La Pasta Frola

En 1909, un italiano funda en la calle Cuyo 1050 -actual Sarmiento- una confitería llamada La Milanesa.

En 1917 la familia italiana Repetto compra el negocio, lo amplía, y le cambia el nombre por La Pasta Frola. El emprendimiento apunta a deleitar a la gran cantidad de inmigrantes con sus pastas tradicionales: sfogliatelle, pasticciotti, cannoli siciliano, casatine, pastiere.

En 1931 se expropian las manzanas de Corrientes y Sarmiento al 1000 para construir la Av. 9 de Julio. Cae bajo la piqueta la iglesia San Nicolás junto a toda la edificación. La Pasta Frola se muda a la Av. Corrientes 1365, su local actual. Los cuñados de Repetto, Ivaldi y Prea, quedan al frente del negocio.

La Av. Corrientes es el eje cultural de la Ciudad. En la cuadra de La Pasta Frola hay cines, teatros, librerías, cafés notables, tanguerías. Cabe destacar el teatro Apolo -hoy galería Apolo- donde se estrenaron obras de Roberto J. Payró y Armando Discépolo, o los cafes La Real y El Telégrafo, que fueron reductos tangueros y centros de la bohemia porteña, frecuentados por Florencio Parravicini, Lola Membrives, Luís Arata, García Lorca, Benavente, Carlos Gardel, y tantos otros.

En 1937 se inaugura el Obelisco y el primer semáforo en C. Pellegrini y Sarmiento. 1948. Se incorpora a la confitería Antonio Porselle, maestro pastelero -es él quien suministra datos para este ZOOM mientras corta y amasa una mezcla esponjosa con almendras-. La masa se trabaja sobre mármol frío para conservar las propiedades de los ingredientes, dice, luego va a una cámara frigorífica y después se termina la elaboración. A las masas italianas se suman las españolas: ensaimadas, panallets, tortell; y las alemanas: strudell, y tarteletas, señala Mabel López, encargada de la caja y empleada del lugar desde hace treinta años. Hay doce maestros pasteleros, cada cual con su especialidad.

Sus productos ya son un referente del "sabor del Centro". Tienen el sabor de "siempre" porque son fabricados de la misma forma. Esta magia del sabor que permanece inalterable en el edificio de la memoria, como decía Proust, y poder degustar -por ejemplo- una sfogliattella similar a la que comían nuestros abuelos a la salida del teatro Apolo, son parte del éxito de La Pasta Frola.

Hoy, el negocio está próximo a cumplir cien años, trabajan 35 personas y están al frente Remigio Piñeiro y Alfredo Álvarez. No podemos dejarlos sin llevarnos algo frágil, dulce o salado, como un pedacito de Buenos Aires.


Historia extraída de:
http://www.periodicovas.com

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