viernes, 6 de marzo de 2009

El premio Rolex


Seleccionada entre casi 1.500 candidatos de 127 países, la paraguaya Elsa Zaldívar ganó el premio de 100.000 dólares de la Fundación Rolex.

El proyecto de Zaldívar buca paliar la escasez de viviendas en su país, que se estima afecta a más de cuatrocientas mil familias.

En diálogo telefónico con swissinfo, Zaldívar recordó que el proyecto nació a partir de su trabajo en la ONG Base ECTA, donde comenzó a laborar en 1992 en un programa con mujeres campesinas, brindando apoyo en formación, autoestima y en lo que eran bases organizativas con mujeres dentro de organizaciones mixtas.

"En esos años hubo cambios políticos importantes en Paraguay. Ya no estaba Alfredo Stroessner y comenzaba a haber más libertad. Las mujeres entonces empezaban a plantear procesos diferentes."

Para Zaldívar se trataba de un desafío enorme encontrar una actividad que sirviera a las mujeres, quienes son el sostén del 30% de los hogares paraguayos en el área rural.

"En 1996 surgió la idea de cultivar lufa con un grupo inicial de quince campesinas, sin mayor expectativa que cosecharlas y comercializarlas, y comenzamos a hacerlo en la finca de mi padre, donde mi madre también colaboraba".

La lufa es un vegetal de la familia del pepino que crece fácilmente y sin ningún tipo de cuidado y que, una vez seco, da origen a lo que se conoce como esponja vegetal.

La historia continuó y cuatro años después, lo que había nacido en la región de Caaguazú con un grupo acotado de mujeres se transformó en una cooperativa que ocupaba a 200 personas, generaba 70.000 esponjas y penetraba en el mercado local e internacional con grandes resultados.

Sin embargo, siempre buscando llegar más allá, Elsa Zaldívar sabía que esas esponjas no sólo tenían un destino máximo en cosmética, sino que conocía que la lufa es un buen aislante del sonido y del calor, y sin conocimiento alguno en la materia, su sentido común la llevó a pensar que con ese material debería poder fabricarse un cielorraso.

Fue así que se contactó con el ingeniero español Pedro Padrós, a quien ya conocía, quien se sumó a la idea y se mostró ávido de experimentar en la materia.

Ensayo tras ensayo, lograron la fórmula para obtener una placa resistente: residuos de la manufactura de la esponja vegetal, desechos plásticos a modo de aglomerante y la estructura de tela de yute, todo procesado por una máquina prensadora que inventó Padrós.

"El gobierno de Paraguay nos apoyó para concretar la construcción de la primer máquina, y la Secretaría de Medio Ambiente, con fondos del BID, nos financió el proyecto de la segunda. ¡Yo no tengo conocimientos industriales, pero voy aprendiendo todo sobre la marcha!".
Hija de un ex senador y de una ceramista, Zaldívar dijo que "esto recién está naciendo", y consideró que a la hora de premiarla se puso el énfasis en el producto, "en su potencial ecológico y económico", pero que al mismo tiempo "el trabajo con las mujeres estuvo presente en la mirada de Rolex a través de la historia del proceso".

Los nuevos desafíos

"Ahora vamos por la tercera habitación que hizo Padrós combinando la placa con madera reforestada. Estamos en una pausa porque queremos pensar muy bien lo que vamos a hacer con los fondos del premio, y en marzo calculamos recomenzar con algunas ideas nuevas", contó la actual directora de Base ECTA, y explicó:

"Queremos hacer algo muy bien pensado. Entregar el material a ingenieros, arquitectos; armar un equipo grande y diseñar una vivienda social posible y económica, tal vez con algún otro material."

"Sabemos que el producto tiene debilidades y que hay que superarlas. Como se está usando ahora se dilata más de lo que uno querría, y la placa aún es muy delgada (3mm). Esto nos plantea un desafío que significa nueva inversión y nueva tecnología."

"Soluciones que puedan ser aplicadas por la gente"
Zaldívar espera ahora ver si se pueden combinar las 'ecoplacas' con otros materiales, como por ejemplo, usar las placas como paredes externas y probar con revoque de adobe en el interior, para reducir el costo:

"No creo que tenga que ser todo de este material: pared, techo y piso. Además, quiero trabajar la fabricación de placas, pero sin una dependencia tan alta de la tecnología. Ahora todavía dependemos de una máquina y del grupo que la maneja. Quiero ver cómo se pueden hacer manualmente placas prensadas con aglomerantes naturales para evitar esa situación. Mi sueño es apuntar hacia eso".

Fuente:http://www.swissinfo.ch
Fecha:05/03/2009

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