martes, 9 de octubre de 2007

Historia de Rickenbacker


La historia de Rickenbacker se remonta al año 1931 en los Ángeles (U.S.A), de la mano de George Beauchamp, un guitarrista de steel guitar que se planteó qué podría hacer para que el instrumento se escuchara sobre los del resto de la banda en  la que él tocaba. Ya anteriormente había hecho incursiones dentro de la incipiente ciencia de la electrónica con simples bobinas y el motor de una lavadora, en un intento de crear una pastilla capaz de amplificar el sonido de una cuerda de guitarra.

Finalmente en 1930, usando un par de imanes y una bobina, consiguió el sonido que ansiaba. Un amigo de Beauchamp, Harry Watson, fue el encargado de construir el diapasón y el cuerpo de lo que sería la primera guitarra eléctrica, la "Frying Pan" que anecdóticamente causo muchos problemas en la oficina de patentes, ya que no sabían bien si inscribirla como instrumento musical o como aparato electrónico. en aquel entonces no había categoría que pudiera incluir éstas dos. Durante sus experimentos, Beauchamp había contado con la ayuda de Adolf Rickenbacker, un habilidoso ingeniero de producción experimentado en técnicas de manufacturación.

Juntos, el día 15 de octubre de 1931, crearon una compañía para producir las primeras guitarras eléctricas, la "Electro String Instrument Corporation" que, tras una breve expansión empezó a manufacturar otros tipos de instrumentos como mandolinas, violines, cellos, e incluso un prototipo de piano eléctrico. Estos instrumentos estaban diseñados para ser utilizados conjuntamente con amplificadores, que la misma compañía había ayudado a desarrollar.

Tras la muerte de Beauchamp, Adolph Rickenbacker continuo trece años más con la compañía, pero la etapa moderna de las guitarras Rickenbacker empezó en 1953, cuando Francis C. Hall adquirió la empresa. Durante los primeros años de la década de los 50 se produjeron los cambios más significativos de la industria musical. F.C. Hall encargó a Roger Roasmeisl, diseñador europeo, la producción de la serie "combo" de cuerpo sólido y en 1958 las innovadoras "CAPRI", que podían ser suministradas con o sin vibrato, dos o tres pastillas y diapasón estándar o de lujo. En los años 50, Rick Nelson promocionó algunos modelos de Rickenbacker. Él y su guitarrista, James Burton, probaron los prototipos y aportaron una valiosa información que serviría para la futura generación de guitarras de cuerpo hueco.

Fue diez años más tarde cuando se empezó a asociar el nombre de Rickenbacker con el del mayor fenómeno musical del siglo XX: THE BEATLES. Los instrumentos que utilizaron los chicos de Liverpool se convirtieron en leyendas. John Lennon poseía una de doce cuerdas que fue especialmente construida para él. Paul Mc Cartney usaba un bajo 4001 estéreo de dos pastillas y George Harrison tenía dos versiones diferentes de la 360 de doce cuerdas. Fue éste el modelo de guitarra que Roger McGuinn utilizó en los primeros álbumes de los Byrds, tras haberse enamorado de la guitarra que George Harrison tocaba en "A Hard Day´s Night".

Durante los años 60, el sonido del rock era el sonido Rickenbacker. Todos los modelos de Rick han ido avanzando y se han añadido otros nuevos durante los años 70, 80 y 90 hasta hoy, en que encontramos las nuevas creaciones, la guitarra "Dakota" y el bajo "Cheyenne", presentados en la feria de Frankfurt de 1993. Por su construcción, los modelos de Rickenbacker gozan del status que solo una leyenda puede tener. Su perfección en los acabados y la precisión de sus mecanismos hacen de estos instrumentos algo realmente único. Todos los productos de Rickenbacker están construidos a mano, de principio a fin, la habilidad de los artesanos que construyen, y la calidad de sus componentes son la mayor garantía que se puede ofrecer. La selección de la madera es la primer paso. Es un largo proceso que conjuga la experiencia y el cuidado, con la responsabilidad que supone elegir una calidad constante en cada instrumento. Los mástiles y cuerpos son de arce del tipo Eastern Rock, en los que se han torneado previamente unas cavidades sonoras que son las que hacen que el sonido resulte uniforme. En el incrustado de los trastes en los diapasones de palo de rosa tampoco se usan máquinas, sino que es otro proceso manual que asegura la colocación exacta de cada uno de ellos y su extrema duración. Antes del pintado, cada instrumento es sometido al largo proceso de lijado a mano, en el que se utilizan finísimos papeles de lija de forma progresiva para asegurar un acabado perfecto. El pintado y encerado es el siguiente paso. Este proceso también es realizado a mano con sumo cuidado y además, mientras otras compañías emplean alrededor de quince minutos en ello, no hay instrumento de Rickenbacker en el que se emplee menos de una hora y cuarto. el resultado salta a la vista, no existe un acabado igual. Por ultimo, la instalación electrónica en la que experimentados ingenieros colocan a mano cada puente, pastilla, clavija y conexionado. Todo es ajustado con máxima precisión, este es el único camino para llegar a una verdadera obra de arte.


Historia extraída de:
http://www.rastromusical.com

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